Siempre he admirado la prosa de Valery Larbaud, escritor nunca olvidado. Apenas editado en castellano; su novela " Fermina Máquez", se editó por primera vez en 1938 para no volver a editarse hasta 1992. Es novela que recupera adolescencias y que permite entrar en un mundo que quizá no se perdió.
"... Bajaba los ojos a su escote; contemplábase tendida, con su vestido espléndido y admiraba la pequeñez de sus pies, de graciosa curva, ¿ No era ella también digna del rey de su corazón ?
Tienen las horas de la noche aspecto novelesco. Las dos de la tarde es hora prosaica, poco menos que vulgar; pero las dos de la mañana son como un aventurero que se lanza a lo desconocido. Y el desconocido viene a ser las tres de la mañana, el polo nocturno, el continente misterioso del tiempo. Se le da la vuelta por todos lados, y si uno cree haberlo atravesado alguna vez, se engaña, porque luego vienen las cuatro de la mañana sin dejarnos sorprender el secreto de la noche. Y ya el alba estría los postigos con sus varillas azules paralelas... "
Valery Larbaud (1881-1957)
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