Creo que había aviso de fuerte nevada en Cataluña y los políticos no se enteraron, nada extraño hogaño.
La tarde se fue rápida con Erich Kästner, escritor y fundador de un famoso cabaret llamado "Die Kleine Freiheit". Buen libro profético...
" Tomó un sorbo de café, y se estremeció. Aquello sabía a azúcar. Desde que había tenido que tragarse, tres veces por semana, esas pastas con sacarina en la cantina de estudiantes de oranienburger Tor - y de eso hacía ya diez años-, aborrecía todo lo dulce. Encendió un cigarrillo a toda prisa y llamó al camarero.
-¿ En qué puedo servirle, señor?-preguntó este.
- Contésteme una pregunta.
- Usted dirá.
- ¿ Debo o no debo ir ?
-¿ Ir adónde, señor?
-No pregunte, usted conteste.¿ Debo ir o no?
El camarero se rascó con disimulo detrás de la oreja. Luego trasladó el peso de uno de sus pies planos al otro y dijo, con evidente embarazo :
- Sería mejor que no fuera usted. Por si acaso, señor.
Fabian asintió.
- Bien, pues iré. ¡ La cuenta!
- ¡ Pero si yo le he aconsejado precisamente que no vaya!
- Precisamente por eso voy a ir. ¡ La cuenta, por favor!
- Y si yo le hubiera aconsejado que sí, ¿ no habría ido?
- También. ¡ Por favor, la cuenta!
- No lo entiendo- dijo el camarero, bastante molesto-.
¿ Por qué me ha preguntado entoces?
-¡ Si lo supiera!- contestó Fabian.
- Una taza de café, un sándwich, cincuenta, treinta, ochenta, noventa peniques en total- recitó el otro.
Fabian dejó un marco sobre la mesa y se marchó. No tenía ni idea de dónde se encontraba..."
Erich Kästner (1899-1974)
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