Caballero Bonald, no es solamente un gran poeta, es también un buen narrador. He leído poca prosa suya, pero la que he leído me ha gustado. Hace muchos años, le regalé a mi padre una novela titulada " En la casa del padre"; es la crónica de una familia con todos los avatares propios, el nacimiento de la estirpe y la decadencia en la abundancia vinatera. Mientras hago limpieza de libros, encuentro la novela con sus comentarios y señaladores...
"...Aunque no todos lo consideraron prudente, a abuelo Sebastián tuvieron que buscarle un ama de cria.Ya hacía tiempo que sólo toleraba alimentos líquidos- leche, vino oloroso, tisana de poleo con belladona, caldo de pichón- y aun así en dosis muy exiguas y espaciadas (...) Costó dios y ayuda contratar a la primera ama de cría, que tampoco era ningún modelo en su género. Abuelo se cansó pronto de la mucha tosquedad y la poca paciencia de la muchacha, una parienta del manigero de "Cerroperdigón". Conque tuvieron que conseguirle otra de más aguante, la cual perseveró en su puesto hasta que se le retiró la leche, nunca se supo si debido a un sofocón o por simple agotamiento. Y hubo hasta dos más, consecutivamente vaciadas por quien parecía revivir mamando y había adquirido la honesta costumbre de adormilarse con la teta fuertemente agarrada y el pezón retenido entre las encías (...) Eso por un lado. Porque en el negocio también se produjeron algunas novedades (...) Tío Alfonso María se había agenciado por entonces una amiga de mucho lucimiento, propiamente llamada Mediadora y de edad comprendida entre los veinte y los veintiún años. Dicen que la había conocido a través del propio padre de la muchacha, uno de los dos embotelladores que resultaron heridos cuando lo de la bomba. A partir de ahí, tío Alfonso María se cuidó del mantenimiento de prenda tan necesitada , ayudándola primero con viáticos en especie, después con dineros y por último con un piso..."
José Manuel Caballero Bonald.
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