Antes de irme a dormir, leo una viejo libro de taberneros y cocineros de la España triunfadora en la guerra civil. Casi al cerrar el libro, encuentro un texto referido al famoso Perico Chicote, dueño de la noche madrileña en la terrible posguerra.
" ...Cierto día entró un sacerdote y pidió que le sirvieran una botella de leche. Uno de mis empleados le contestó que no había. El sacerdote quedó algo perplejo. Cuando ya se decidía a marchar, salí yo a la barra . " En seguida le sirvo padre", le dije. Y preparé en la coctelera marrasquino y coñac. El buen sacerdote apuró el vaso, permaneció unos instantes como ensimismado, pasó varias veces la lengua por el paladar y con gran unción exclamó :
"¡ Bendita vaca ! "
1 comentario:
No he podido evitar la risa.
Gracias por estos ratos agradables.
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