Durante la dictadura del general Primo de Rivera, muchos intelectuales- con escritos mordaces e irónicos- lucharon contra el sistema político impuesto, entre ellos destacaba Valle-Inclán. Su novela corta "La hija del capitán" es secuestrada por la policía y se provoca un escándalo. La dictadura no quería detener al famoso escritor y le puso una multa, ante el impago no queda más remedio que su ingreso en dependencias gubernativas; la declaración policial, así como la nota oficial del gobierno es sabrosa y digna de esperpentos. En la toma de filiación le preguntan :
" -¿Profesión ?
- Escritor
-¿ Sabe leer y escribir?
-No
-¡ Como! ¡ Me extraña esa respuesta!
-¿Si? Pues a mí me extraña mucho más la pregunta"
A Valle-Inclán le caen quince días de arresto. Muchos amigos comentan que ¡ Al fín ha conseguido su deseo de ingresar en prisión! El gobierno envía una nota oficial a los periódicos que dice :
" Ha dado lugar , el eximio escritor y extravagante ciudadano, Sr. Valle-Inclán, a la determinación de su arresto, porque al negarse a satisfacer la multa de doscientas cincuenta pesetas que le había sido impuesta por infracción gubernativa, con el ánimo de evitarle privaciones de libertad, ha proferido contra la autoridad tales insultos y contra todo el orden social establecido ataques tan demoledores, que se ha hecho imposible eximirle de sanción, como era de propósito "
A Valle-Inclán le dolió mucho lo de eximio escritor y estravagante ciudadano y le contestó a Primo de Rivera que no tenía ni idea de castellano, que él era estrafalario, pero no extravagante y que era estrafalario desde siempre pues siempre ha tendido a viajar fuera del camino por donde las gentes van.
Y la tarde del té con cardamomo y la música recobrada. Toca el piano Federico García Lorca.
1 comentario:
Algunas sucesos no tienen sentido y se imponen por la fuerza y la sinrazón. La fuerza es el arma de los zoquetes.
Me ha gustado mucho lo que escribes y me he quedado con muchas ganas de seguir leyendo.
Saludos
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