Leo con emoción el maravilloso artículo que ha escrito mi compadre, José María Herrera, en el periódico digital "El imparcial". Su título ya dice mucho, " El museo de la amargura". In fine establece un catálogo, no excluyente, que comparto.
"... Pero : ¿ qué cosas habría que exhibir en un museo de la amargura ? He compuesto una breve lista para que usteden la desarrollen : un cenicero repleto de colillas -la mitad blanca, la mitad teñidas de carmín-, una declaración de amor que no llegó a tiempo, un palacio en ruinas, una corbata negra, unas gafas rotas, una persona sin memoria, una tarde de domingo, un teléfono que nunca suena, una mujer frígida, un buzón vacío, las huellas de una paliza, un juguete que no funciona , la calle de un suburbio, una estatua mutilada, un ojo a la virulé, el telar de Penélope, una toca de recato, una nota injusta, las literas de un internado, una doncella ofrecida como víctima expiatoria a un monstruo, el pañuelo de Desdémona, una mazmorra de castigo, un testimonio falso, la sonrisa de un enemigo que se salió con la suya,la efigie de un dios depuesto, la mirada de Maritornes, un obstáculo insuperable, el sonajero de un bebé recién fallecido, finalmente, guardado en formol, el frustrado embrión de un ser vivo, por así decir "
José María Herrera.
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