Acabo de llegar de Castellón; el jueves al anochecer, el mediterráneo con la luna casi llena. Un olor a vidas recobradas y a soledad plena. Y recuerdo un texto de Freud que leí en el antiguo C.O.U.
"Jamás nos hallamos tan a merced del sufrimiento como cuando amamos; jamás somos tan desesperadamente infelices como cuando hemos perdido el objeto amado o su amor (...) El goce de la belleza posee un particular carácter emocional, ligeramente embriagador"
Sigmund Freud (1856-1939)
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