Sabe a compota de ciruelas, plátanos y un suspiro de champiñones; es un albariño con nombre sugerente ," Valdamor " y es de 2003. Me lo acabo de tomar junto a la "Sonata de primavera". Hay música y recuerdos.
Valle-Inclán vivió en la anécdota y escribió como un genio. Don Ramón perdió el brazo en una pelea con Manuel Bueno. Se lo infeccionó una de las heridas, ocasionada ésta por uno de los pasadores de su puño, donde recibió un golpe de combate en el café tertuliano, y no hubo más remedio que amputar.
Minutos antes de la operación hizo unas declaraciones a la prensa. Como si fuera a estrenar una obra o a ingresar en alguna cofradia.
- Me he recortado la barba por el lado izquierdo para ver mejor la actuación del cirujano.
Luego, mientras éste podaba, le recomendó técnicamente :
- Procure no salpicarme mucho la barba. Ese brazo, ya sin vida, siguió dando juego, ganando batallas...
Una vez, estando en América ( refiere don Ramón), al internarme en uno de aquellos bosques milenarios, me encontré , de pronto, y frente a frente, con un león, hambriento, avanzaba hacia mí con el propósito de liquidarme en unos minutos; pero en esto, ¡Oh ocurrencia bienhechora!, me arranqué el brazo y se lo tiré. Así , mientras él se lo comía, yo pude ponerme a salvo y seguir mi camino.
En una tertuilia apareció con unos perros, alguién se lo recriminó y él dijo : "Al perro no le falta para ser el mejor amigo del hombre más que tener dinero".
Cuando le preguntaron por Unamuno, a raiz de unas publicaciones, se limitó a decir : " Cuando miro a Unamuno me parece que es un cura vasco con ama y con sobrina".
" ... Me miró despavorida, como si el sonido de mi voz se despertarse, y arrancándose de mis brazos huyó hacia la ventana que doraban todavía los últimos rayos del sol. Apoyó la frente en los cristales y comenzó a sollozar. En el jardín se levantaba el canto de un ruiseñor, que evocaba, en la sombra azul de la tarde, un recuerdo ingenuo de santidad"
Ramón María del Valle-Inclán (1866-1936)
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