Virgina Oldoni, condesa de Castiglione, descansa en una urna de granito en Père-Lachaise. Su belleza era legendaria, creo que alguien dijo de ella que era " una estatua de carne". Fue amante de Victor Manuel II y de Napoleón III; tuvo amores con banqueros, embajadores y buscadores de fortunas amorosas. Alguien la definió como " vulva de oro imperial" y ella, conociendo la fragilidad humana, decía que era una hija de Dios de la que el diablo, siempre que se lo proponga, puede adueñarse. Casi a su lado, en el sueño eterno, está Alphonsine Plessis, llamada Marie Duplessis, más tarde condesa de Perrégaux y conocida como " La dame aux Camélias" o "La traviata".
Miro fotos antiguas, bellezas llenas, y que están muy vivas. La noche recuerda historias y cartas. La noche siempre sorprende y lo sabes...
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