viernes, 1 de agosto de 2008

PUBLIO OVIDIO NASÓN.




Todos los veranos hay un rincón reservado a poetas latinos; me gusta su compañia veraniega, nunca traiciona y siempre recuerdan...

Tengo una buena edición de los poemas de Ovido, traducidos por Bartolomé Segura; son poemas de contenido muy erótico y el que acabo de leer está en su libro "Amores". Un libro escrito en dípticos elegíacos y que se refieren a una mujer llamada "Corina".


"Hacía calor, y ya pasaba del mediodía.
me dejé caer en medio de la cama a descansar.
Parte de la ventana estaba abierta, la otra parte estaba cerrada.
Había la luz que suelen tener las selvas,
como refulge el crepúsculo cuando Febo se marcha
o cuando se ha ido la noche y aún no ha nacido el día.
Tal luz hay que proporcionar a las muchachas vergonzosas,
pues con ella el pudor reverente espera conseguir su escondrijo.
He aquí que llega Corina, velada con una túnica rozagante,
y el pelo partido en dos cubriendo su cuello resplandeciente.
Igual que dicen que entró en la alcoba la celebrada
Semíramis o Laide, amada por tantos hombres.
Le rasgué la túnica ( no era mucho obstáculo, transparente como era).
Pero ella pugnaba por cubrirse con la túnica.
Y como pugnaba como la que no quería vencer,
fue vencida sin dificultad con su propia complicidad.
Cuando quitada la ropa, quedó de pie ante mis ojos,
en todo su cuerpo no había una tacha por ningún lado.
¡Qué hombros! ¡Qué brazos vi y toqué!
La forma de las tetas ¡qué apropiada para apretárselas!
¡Qué vientre más liso bajo el pecho escultural!
¡Qué caderas tan hermosas! ¡Qué muslos más jóvenes!
¿Para qué contarlo todo? No vi nada que no fuera admirable.
La apreté desnuda contra mi cuerpo sin dejar un hueco.
Lo demás ¿quien lo ignora? Fatigados descansamos ambos.
¡Ojalá se me presenten muchos mediodías así!

Publio Ovidio Nasón( 43 a.de C-17 d.de C)

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