Ha muerto Solzhenitsin y con él recordamos un tiempo demasiado turbio y cruel. El sistema de Gulag creó un infierno en la tierra, un infierno del que salir era casi imposible.
"Escribía" poesía en los campos de concentración , componiéndola en la cabeza y recitándola después para sí, ayudado de una colección de palillos rotos; así lo cuenta su biógrafo Michael Scammell:
" Ponía dos filas de palillos con su pitillera, una fila representaba las decenas y otras las unidades. Después recitaba sus versos en silencio, moviendo una unidad por cada verso o una decena por cada diez versos. El quincuagésimo y el centésimo verso eran memorizados con especial cuidado y una vez al mes recitaba el poema completo. Si olvidaba un verso o lo colocaba fuera de su lugar, volvía a empezar una y otra vez hasta hacerlo bien"
Descanse en paz .
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