Este mes de julio, tomé en Málaga las mejores sardinas en espeto de mi vida. Ahora, acabo de encontrar unas recetas, perdidas, entre carpetas viejas.
Una sardina fresca, cruda, está exquisita. Los " tartaros" de sardinas, se hacen picando sus filetes sin espinas y aliñándolos con zumo de limón, tabasco, ajo picado y perejil. Encima de una rebanada de pan tostado y untado en aceite de oliva.
Otra forma, cuando las sardinas son grandes, es cortando la cabeza y la cola , después se limpian muy bien bajo un chorro de agua; se cortan varios limones en rodajas finas y se cubre con las rodajas todo el fondo de la fuente que va al horno, encima se ponen las sardinas con aceite y un poco de comino. Se pone al horno fuerte unos diez minutos.
Para tomarlas asadas se deben limpiar las tripas y quitar las escamas, después se cubre con sal gorda y se dejan así unas doce horas. Antes de ponerlas a la parrilla, se les hace un corte en el lomo, en el que se pone un poco de pimentón dulce y de pimentón picante en partes iguales; se deben servir nada más salir de la parrilla o de la barbacoa.
Me gustan con Albariño o con cualquier blanco de andalucía la baja.
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