Los momentos llenos de una vida creo que están unidos a la música y al deleite amoroso. Muchas veces van juntos y uno cree que eso es el cielo en la tierra...
En el año 79 estuve en una "juerga" flamenca en Lucena, era en una bodega y supe que por instantes estaba en la gloria. Se cantaron todos los palos y el vino era excelente. Recuerdo unas soleares que quebraban el aire y unas siguirillas que llevaban a Manuel Torre y a Don Antonio Chacón.
Y ahora, el eco de un Pedro Ximénez, de Lustau, llamado San Emilio, y el sueño de esos ojos que retienen el mar y palmean por fandangos...
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