El amor y el encantamiento, en la mirada de don Miguel Delibes.
" Queridísima :
Tu imagen me persigue las veinticuatro horas del día. Me levanto con tu fotografía entre los dedos y me duermo ( es un decir ) contemplándola. Ahora me obsesionan las zonas difusas de tu cuerpo : el hoyuelo donde tu garganta concluye, las axilas, el tibio triángulo que divide tus pechos. A veces te acaricio con los ojos con tal insistencia que llego a percibir una sensación táctil. Entonces se hacen notorios los más insignificantes accidentes de tu piel : los poros, el breve y brillante vello rubio, partículas infinitesimales de salitre. A la noche, claro está, me asaltan sueños libidinosos. ¡ Ese tirante mínimo que rodea tu cuello ! Anoche, en mi duermevela, lo desataba morosa y amorosamente en un juego erótico elemental. ¡ Qué turbación, mi amor ! ¿ Es posible, criatura, que uno pueda despertar al erotismo a los sesenta y cinco años ? ¿ Qué extraño bebedizo me has dado para encender en mi pecho estos deseos adolescentes ?
Te propongo un plan, contando de antemano con tu aquiescencia. El día 25 hay luna llena. ¿ Por qué no nos encontramos mirándola, a las doce de la noche, mientras escuchamos ambos la "Pequeña serenata nocturna " de Mozart ? Sería excitante vivir unos minutos pensándonos mutuamente. Para evitar errores de horarios convendría guiarnos por el informativo de Radio Nacional. ¿ Estás de acuerdo ? Habla.
Tuyo,
E.S. "
Miguel Delibes ( 1920-2010 )
( Foto de Nina Leen )
( Foto de Nina Leen )
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