miércoles, 17 de abril de 2013

ALGO LLAMADO VIEJO MUNDO.


             Primer té frío de la temporada; verde y con sabor a romero. En una hilera del libros, memorias ya leídas, aparece James Salter y " Quemar los días ".

     " Te quise mucho. Eso podría decir de París; allí se amontonan mis recuerdos. De algún modo siempre volvía : el tren deslizándose por los interminables barrios de las afueras o el avión escorándose en el cielo azul mientras yo, con la cara cerca de la ventanilla, miraba abajo. Desde arriba, la legendaria ciudad parece homogénea, cosa que no sucede cuando uno está en sus calles. Las calles enmarañadas e irregulares crean una especie de anatomía. Una ciudad que desde tiempos góticos, como dice el poeta, ha aumentado siempre en deformidad, y a la vez ha conservado más perfección que ninguna otra de su clase.
    Cruzo el río hacia el hotel rectangular con aspecto de banco, el Palais d´Orsay, justo al lado de la estación en desuso. Era allí donde solía alojarme. Había un restaurante, quizá un bar. El hotel ya no existe, pero por un feliz azar el edificio sigue en pie, formando parte de un museo, y por lo tanto se conserva su fachada (...)
    Te quise mucho, es decir, a menudo y con intensidad. Tu espalda esbelta, inclinada hacia delante en la bañera, tu inmensa feminidad. Nunca conocí a tus padres, claro- y mejor así-, aunque sí conocimos a la madre y la hermana de uno de tus acaudalados pretendientes, y al barón que era otro de ellos, y con el tiempo, cuando entramos en tu vida, a tu marido. Eso fue mucho después. Me diste a conocer un mundo nuevo, algo llamado Viejo Mundo : el estilo, la sensualidad y la traición, y al final ninguna de estas cosas era menos preciada que las otras.
    Escribir sobre alguien a fondo es destruirlo, consumirlo... "

          James Salter.

          ( Foto de Frank Horvat )

Everytime We Say Goodbye by Ray Charles & Betty Carter on Grooveshark

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