Entre las muchas tentaciones al acabar la tarde, siempre un poema. Francisco Brines habla de las cosas en las que creo y sueño.
" Hay una luz que cubre todo el campo
de sombra, y va a la noche. Reposan
los naranjos, y casas de abandono,
y los montes se tienden en la nada.
La paz está conmigo, no sucede
sino el sueño más libre de la dicha :
amo el vivir, y el mundo incomprensible.
Ya en los pueblos del llano, y en la costa
del mar, oscilan luces rosas : queman,
antes que las estrellas, las ventanas.
El mar ha ennegrecido en lo lejano,
y se enciende la fiebre de la carne :
pues me llama al placer lo que allí vive "
Francisco Brines.
2 comentarios:
Vivo a pocos metros del mar, y hoy, que la televisión mostraba lluvias en el país, aquí tras nubes mañaneras, ha aparecido un cielo entre rosas y azules digno de una tarde de charlas y cañitas en una terraza, tras el deber cumplido.
El Mediterráneo tiene esos atardeceres tan diferentes, tan hermosos...
Buenas noches, almirante.
En el 86 hice un viaje en bicicleta por la Península y vi la luz quemada de la tarde en los naranjos de Levante. Las alquerías, en la cual Brines vive en una de ellas son casas solariegas dignas del folclore de Blasco Ibañez o de la luz de Sorolla.
Un abrazo desde Miami
Eduard
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