Entre sus muchos cargos y honores estuvo el de virrey de Portugal y Capitán General de las Costas de Andalucía, pero yo me quedo con su poesía. Tienen los versos del conde de Salinas un aire fresco de tormenta que no se quiebra.
" Nunca ofendí la fe con la esperanza;
vivo presente en olvidada ausencia;
depués de eternidades de paciencia
no merezco quejarme de tardanza.
Soy sacrificio que arde en tu alabanza
(fuera morir no arder sin resistencia);
¡ oh puro amor, oh nueva quintaesencia !,
de infierno sacas bienaventuranza.
Cerca de visto y lejos de mirado,
ni de agravios me vi favorecido,
ni tu olvido alcanzó de qué olvidarse;
tu descuido encarece mi cuidado;
quererte más no puedo, ni he podido,
que esto es amarte y lo demás amarse "
Diego de Silva y Mendoza (1564-1630)
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