Hay momentos en que es necesario abandonarse, no pensar y guiarse por el consuelo del recuerdo protegido. El café helado trae un libro.
"... El primer libro es como el primer amor, uno cree que será eterno, único y definitivo, que una cohorte de arcángeles bendecirá para siempre nuestra existencia. La realidad después del amor es siempre un fiasco. No sólo la carne, también la luteratura es triste, porque no es más que una perpetua promesa rota, un perpetuo remedio fallido, la vacuna inexistente para la muerte. Y tras el tropezón, los días se suceden aún más tristes, aún más vacíos, destripados, como gatos muertos.
Volví a Père Lachaise como se vuelve siempre al amor, dice el tango. Las largas avenidas representan en mi recuerdo un tibio otoño de esperanzas incumplidas, de espejos deslucidos. Y en el cementerio heroico comprendí que estaba de nuevo enamorada "
Blanca Riestra.
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