miércoles, 16 de diciembre de 2009

MOVILIDAD MENTAL.


Casi vacaciones navideñas en las calles. Entro en una abandonada capilla con olor a romero e incienso. Un viejo cura celebra la misa ante una feligresía recogida y emocionada. Una imagen tallada con primor lleva un rosario, una señora enlutada le reza. Claro Adviento...

En casa busco a Pessoa, un poeta que me llama en estas fechas, todos los años; parece que tengo deudas con él y debo pagarlas antes de que el año muera.

" Como todo individuo de gran movilidad mental, tengo un amor orgánico y fatal a la fijación. Abomino la vida nueva y el lugar desconocido "

Fernando Pessoa (1888-1935)

1 comentario:

Ula dijo...

A mi me pasa igual que a Pessoa. Soy dada a la fijación y me duele mucho cambiar el escenario, pero estoy aprendiendo que para que entren nuevas cosas en nuestra vida, hay que dejar salir otras que ya no sirven, aún con gran dolor, por eso de la fijación.
Bonita fotografía y buena introducción, dada al recreo del espíritu.
Un saludo.