jueves, 17 de diciembre de 2009

" COSAS SUPERFLUAS A LA VIDA "


Después del almuerzo de despedida navideña con los compañeros, le queda a uno el regusto gozoso de los descubrimientos provocados por la efusividad festiva. Suele ser así en estas fechas.

" Llegó el tiempo de cenar, fueron requeridos los criados. Con todo entraron al punto seis o siete ministros de la gula, auxiliares de la destemplanza, terceros de la ahitera y alcahuetes de la borrachez. Extendieron sobre largas mesas delicadísimos manteles; distribuyeron un haz de servilletas, cuchillos, platos, cucharas y tenedores. Tócose a degollar la razón, a desgarretar la salud, a desenvolver el recato, a espolear la lujuria y a desarrebujar el secreto. Sentáronse todos; empezaron a venir ensaladas de todas las naciones; engulléronse un huerto en aceite y vinagre; siguióse variedad de carnes; desde aquí comenzó la humareda de los mostos a cegar el juicio y a dejar a tientas el alma... Cada dos bocados eran colaterales de media azumbre. Tragáronse a la Extremadura en jamones, a Salamanca en pavos; desaparecióse San Martín a sorbos, y se enjugó Lucena a buches. Tan presto quería la gula verter los platos en el vientre, que desechando la diligencia del mascar, nos dieron a entender que se podían sorber los perdigones y beberse las pollas "

Diego Torres de Villarroel (1693-1770)

1 comentario:

Ula dijo...

¡Vaya! Estos ministros de la gula como se lo montaban.
Me gustan más los ministros del pensamiento. La comida es necesaria, primariamente, luego está el disfrute de buenas comidas y tras esto, lo que venga.
¡Ah! sin olvidar el buen vino.
Un saludo