Hay días que Anna me llama, sin demora pide una presencia que casi siempre es fiel. Voy a un lugar en el que me escondo cuando necesito volver a la literatura de mi adolescencia, de mi madurez y sospecho que de mi lejana vejez...
" En cuanto a Vronski, a pesar de la realización de sus más caros deseos, no se sentía totalmente feliz. Eterno error de los que creen hallar la felicidad en el cumplimiento de todos sus caprichos. No poseía más que algunas partículas de aquella inmensa felicidad soñada por él. Los primeros tiempos que siguieron a su unión con Anna y a vestir el traje de civil, sintió el atractivo de la libertad en general, que antes no conocía, y de la libertad en el amor, y fue feliz, pero por poco tiempo. Pronto se manifestó en su alma el deseo de los deseos : la añoranza. De una manera casi inconsciente buscó un nuevo objetivo a sus anhelos, y confundió caprichos pasajeros con aspiraciones elevadas "
León Tolstói (1828-1910)
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