Cada vez que leo a Cervantes, me ilusiono más con la vida. Es un buen remedio contra las enfermedades del alma, los desgraciados accidentes amorosos y los entusiasmos falsos y desmedidos. Mientras recordaba un triste pleito que llevé como abogado y que acabó desquiciando a propios y extraños, apareció una novela cervantina,"El celoso extremeño", que es pura picardía. En ella, para no despertar con la música a un celoso viejo cuya mujer se propone seducir, Loaysa ofrece a los criados unos polvos para echar en el vino del viejo Carrizales, polvos para dormir con un sueño largo y pesado.
"¡ Jesús, Valme- dijo una de las doncellas-, y si eso fuese verdad qué buena ventura se nos habría entrado por las puertas sin sentillo y sin merecello! No serían ellos polvos de sueño para él, sino polvos de vida para todas nosotras y para la pobre de mi señora Leonora, su mujer, que no la deja a sol ni a sombra, si la pierde de vista un solo momento. ¡ Ay, señor mío de mi alma, traiga esos polvos, así Dios le dé todo el bien que desea! Vaya y no tarde, tráigalos, señor mío, que yo me ofrezco a mezclarlos en el vino y a ser la escanciadora; y pluguiese a Dios que durmiese el viejo tres días con sus noches, que otros tantos tendríamos nosotras de gloria "-" Pues yo los traeré-dijo Loaysa-, y son tales, que no hacen otro mal ni daño a quien los toma si no es provocarle a sueño pesadísimo" Todas le rogaron que los trujese con brevedad..."
Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616)
2 comentarios:
Traiga esos polvos... Ay, cómo es este hombre que escribió tales cosas.
Creo haber aprendido algo que me tiene impresionada: No juzgar y saber decir NO. A pesar de todo, no las tengo todas conmigo.
Maravillosa la canción, admiro profundamente a sus intérpretes, sobre todo a Neil Young.
Qué alegría leer sus posts, almirante.
Saludos.
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