Creo que tengo demasiadas musas literarias; los años han ido acumulando mujeres con sus gracias y sus penares. Entre ellas, siempre, Ana Karenina.
" Ana, en pie en medio de la habitación, le miró fijamente por toda respuesta. Él le dirigió una rápida mirada y, arrugando la frente, continuó la interrumpida lectura de una carta.
Sin pronunciar palabra, ella dio media vuelta y salió lentamente de la habitación. Vronski no se decidía a detenerla: la dejó llegar hasta la puerta sin decirle nada y, entre tanto, sólo se oyó el ligero ruido que produjo Vronski al volver la hoja de la carta.
Pero cuando Ana estaba a punto de cruzar el umbral le dijo :
- ¿ Así, es cosa decidida que nos marchemos mañana ?
Ella respondió :
- Tú, si; yo, no "
León Tolstói (1828-1910)
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