Un rato con José Jiménez Lozano. Escritor castellano que mira con el alma el paisaje de su tierra. En estos días uno recuerda a sus familiares muertos, días de gachas y castañas, días de visitas a camposantos.
" Hojas doradas de los chopos, algunas rojas de las zarzas, y, a lo lejos, todavía una pincelada también sanguinolenta de las hojas de las vides que el cierzo no ha quemado. Un sol cálido de otoño y en la conversación sale al azar el poema " A un cementerio castellano", de Unamuno, que éste escribió, por lo visto bajo la impresión de su visita al cementerio de Arévalo, que entonces estaba en torno del castillo : " Corral de muertos entre tapias", etcétera.
S. también cree que estas cruces sepulcrales de nuestros cementerios, y las leyendas bíblicas puestas sobre algunas lápidas, exigen cierta conversación con los muertos. Los que allí están, nuestros seres queridos, murieron creyendo y esperando. Y, entonces, ¿ acaso tomaron opio y murieron bajo su anestesia, dulcemente engañados? Están al amparo de una cruz (...) Tendremos que justificar de algún modo un poco serio el ramo de crisantemos que llevamos, ¿no?
José Jiménez Lozano.
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