Mientras desayunaba me he fijado en un grupo de antiguos "ejecutivos agresivos", estaban tristes, absortos y en silencio. Las cosas han cambiado y no es buen momento para la algarabía y el derroche. He recordado un cuento.
" Todas las mañanas llego a la oficina, me siento, enciendo la lámpara, abro el portafolio y, antes de comenzar la tarea diaria, escribo una línea en la larga carta donde , desde hace catorce años, explico minuciosamente las razones de mi suicidio "
Luis Mateo Díez.
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