Hubo un mítico vino alicantino llamado " Fondillón". El conde de Aranda, fundador de la masonería española, regalaba a Voltaire botellas de ese vino. Tiempos después, Azorín-catador de los vinos de su tierra-fue buen embajador del mismo.
" En Pretel poseíamos también una bodega. En la de Monóvar guardábamos celosamente un barril de Fondillón. Sacábamos todos los años un cántaro y lo reponíamos con otro nuevo. Cuando se habla de Alicante se suele encarecer el Fondillón. Cada país cría sus vinos... Una vez traje a Madrid seis botellas de Fondillón, bien lacradas. Se las regalé a don Antonio Maura. Desde entonces, cuando don Antonio se levantaba en el congreso para pronunciar un discurso largo y le traían un vaso de agua con unas gotas de café, yo pensaba : " Más confortativa sería una copita de Fondillón "
Y a estas horas, uno se tomaría una copita de vino para recordar aquel verso de Pessoa que me trae Ricardo Reis, "Al derramar el vino en la copa, derramo también el olvido"
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