Rato con el Marqués de Bradomín y con Concha, amores que nunca mueren.
" ¡ Pobre Concha!...Tan demacrada y tan pálida, tenía la noble resistencia de una diosa para el placer. Aquella noche la llama de la pasión nos envolvió mucho tiempo, ya moribunda, ya frenética, en su lengua dorada. Oyendo el canto de los pájaros en el jardín, quedéme dormido en los brazos de Concha. Cuando me desperté, ella estaba incorporada en las almohadas, con tal expresión de dolor y sufrimienyo que sentí frío. ¡ Pobre Concha! Al verme abrir los ojos, todavía sonrió. Acariciándole las manos, le pregunté :
-¿Qué tienes?
- No sé- Creo que estoy muy mal.
-¿Pero qué tienes?
- No sé...¡ Qué vergüenza si me hallasen muerta aquí!
Al oirla sentí el deseo de retenerla a mi lado :
-¡ Estás temblando, pobre amor!
(...)
- Tienes manos de Dolorosa
Se sonrió :
-Tengo manos de muerta.
-Para mí eres más bella cuanto más pálida.
Pasó por sus ojos una claridad feliz :
- Sí, sí. Todavía te gusto mucho y te hago sentir.
Rodeó mi cuello, y con una mano levantó los senos rosas de nieve que consumía la fiebre. Yo entonces la enlacé con fuerza , y en medio del deseo, sentí como una mordedura el terror de verla morir. Al oirla suspirar, creí que agonizaba. La besé temblando como si fuese a comulgar su vida. Con voluptuosidad dolorosa y no gustada hasta entonces , mi alma se embriagó en aquel perfume de flor enferma que mis dedos deshojaban consagrados e impíos. Sus ojos se abrieron amorosos bajo mis ojos ¡ Ay ! Sin embargo, yo adiviné en ellos un gran sufrimiento. Al día siguiente Concha no pudo levantarse "
Ramón María del Valle-Inclán (1866-1936)
1 comentario:
Bradomín no supo realmente entrar en el alma femenina. Era demasiado egocéntrico, se gustaba mucho a sí mismo.
Las mujeres son las guardianas del amor, no te equivoques marqués.
Saludos,
Ula
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