Suenan campanas en las iglesias cercanas a mi casa. He logrado vivir en un lugar rodeado de iglesias, putas y un maravilloso mercado de abastos. Creo que es un buen lugar para sentir el ritmo de una ciudad que dormita.
Leo a Manuel Vicent en columna vieja que no muere.
" Realmente uno muere cuando ya no comprende nada y eso suele suceder mucho antes de que el alma abandone el cuerpo. Hay síntomas graves. Muchos de aquellos países pintados cada uno de un color en los mapas de la escuela han desaparecido. Tienen otras fornteras, otros nombres. Si te niegas a aprender la nueva geografía que todos los años engendran las guerras , ya estás muerto. El cuerpo de aquella mujer que amaste tanto tenía varios lunares estratégicos; si en el sueño ya no recuerdas dónde estaban ni cuántos eran, ya estás muerto. Ves cruzar un grupo de jovenzuelos con la cara pintarrajeada emitiendo aullidos salvajes. Si muestras una repulsa instintiva y no reconoces que en otro tiempo tú eras uno de ellos que hacía cosas parecidas, ya estás muerto. De pronto puedes aspirar el aroma de un lápiz Alpino, probar un potaje semejante al que hacía tu madre, descubrir en el trastero los restos de la bicicleta en la que, siendo adolescente, ibas a la playa , escuchar una suavísima melodía de Tommy Dorsey, encontrar una hoja de hierbaluisa entre las páginas del libro que te regaló ella; si al sentirte herido por todo eso experimentas sólo nostalgia y no una melancolía llena de estética que te ayude a crear nuevas sensaciones placenteras, ya estás muerto. Cambian las formas de la pintura , de la danza, de la música, de las palabras; cada una de las bellas artes constituye un río de Heráclito que discurre paralelo al de la ciencia y todos son afluentes del gran río que arrastra innumerables licores y sustancias hechas para olvidar la vida. Si sientes un rechazo natural por el cambio de formas, de alimentos, de vestidos, de pelo, de signos, de sexo, de política, de espectáculos, de materiales, entonces ya estás muerto. El gusto es infinito, pero hay un terrible momento en que cada uno pronuncia su propia defunción : ese en que reconoces que ya no entiendes nada de lo que pasa. Esta muerte puede ser violenta o dulce, según tú vayas circulando por la calle durante años lleno de ira o de resignación "
Manuel Vicent.
1 comentario:
Buena elección para un domingo, día en el que lo hemos leído tanto.
Me alegra que haya sido profeta en su tierra con la distinción de "Doctor Honoris Causa" por la Jaume I de Castellón, aunque lo solemos ver en Denia, por donde pasea frecuentemente y donde tiene una casa.
Me gustó especialmente su novela Son de Mar, así como la Novia de Matisse, de cuya portada hice un cuadro que tengo en mi habitación.
Siempre se encuentra buena lectura por aquí.
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