En las noches de verano ponían películas viejas; en el ambigú se compraban altramuces y patatas frítas en cucuruchos de papel de estraza, se bebía Mirinda. Olía a jazmín y algún grillo acompañaba al cinemascope...
" El esplendor de un mundo que no era el nuestro entraba
por los ojos, las bocas, los poros, los ollares.
Ella, hermosa y luciente y algo ambigua, fumaba.
Entre el humo lucía su pecho con lunares
postizos. Todo falso menos el pulso rápido,
menos la entrecortada respiración, las ganas
de que pasara algo, de que ocurriera el sápido
momento : Cuántos ojos, grandes como ventanas
de par en par, cerrándose con ensueño o envidia.
Él era un rico príncipe, más que grueso, turgente :
no galante, vicioso; dominante, no amado.
El mordisco en el pecho, sin rubor, con insidia
sembró entre las mujeres un susto adolescente
y entre los hombres un limbo : Negativo velado "
Antonio Carvajal.
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