lunes, 12 de noviembre de 2012
" LAS AFINIDADES ELECTIVAS "
Dicen que gracias a Ortega y Gasset, se empezó a leer a Goethe en España; otro de los regalos de don José.
" Las afinidades electivas " y la tarde lenta, con cierta desazón, con apatía.
" Charlotte era una de esas mujeres que, moderadas por naturaleza, continúan en el matrimonio sin proponérselo, y sin esfuerzo alguno con los modos y maneras del noviazgo. Nunca excitaba a su marido y apenas accedía a sus apetencias. Pero sin frialdad y sin riguroso rechazo, se asemejaba a una novia amorosa que, incluso ante lo permitido, conservaba un cierto íntimo pudor. Y así la encontró Eduard esa noche, por doble razón. Anhelaba ardientemente que su esposo se marchase, pues la figura etérea del amigo parecía estar haciéndole reproches. Pero lo que hubiera debido alejar a Eduard le atraía precisamente con mayor fuerza. Se percibía en ella cierta emoción. Había llorado. Y lo mismo que las personas débiles de carácter pierden encanto con las lágrimas, en cambio, suelen ganarlo en gran escale los que de ordinario tenemos por cariñosas, fuertes y dueñas de sí mismas. Eduard se mostraba muy amable y apremiante; le rogó que le permitiese quedarse con ella. No exigía nada, trataba medio en broma medio en serio de persuadirla; no pensaba que tenía todo el derecho del mundo. Y apagó por último la vela intencionadamente... "
Johann Wolfgang von Goethe ( 1749-1852 )
( Foto de Leonard Freed )
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2 comentarios:
¡Qué buen texto ha elegido, Almirante!
No puedo negarlo, soy casi cristalina: me encanta el Romanticísmo en todas sus facetas, de la mano de Alonso Quijano, que fue mi maestro, jaja.
(Desvaríos con el mar gris y peleón, además no nos conviene la lluvia porque baja la producción de sal, aunque los de la huerta opinan de forma diferente).
La música lleva a otra cosa.
Saludos
¿Podrás creer que de Las Afinidades Electivas, lo que me apasionó fue el diseño del jardín...
Un jardín es un intento de perdurar en el tiempo, de hacer crecer algo que nos hará ¿eternos?
Goethe habló de ese misterio que hace que los pares se encuentren.
Sucede todo el tiempo.
También en la virtualidad.
Y contó la historia mientras transcurría el diseño de un jardín lleno de templetes, parterres y recoletas pérgolas. Naturaleza y espíritu. Eros y Psique.
¿Cómo iba a quedarse Ortega fuera de esa reflexión y de su influjo?
Hoy precisamente, en Madrid y en un pintoresco garito que se llama Youtopía, hablará Santiago Tamarón (¡oh, erudición vanidosa pero interesante!), de Ortega y Gasset... quién sabe si -quizá- se le ocurra dejar caer su charla sobre las afinidades...
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