Se van perdiendo las buenas tabernas. Recuerdo la de Gaucín, con un vino excelente, olores invernales y chacinas maravillosas.
Casanova me habla de las tabernas venecianas.
" En cada una de las setenta y dos parroquias de la ciudad de Venecia había una gran taberna, que llamaban almacén. Estaba abierta toda la noche, y el vino a granel se vendía más barato que en otras tabernas; también servían comidas, pero lo que se quería tomar había que traerlo de casa del salchichero más cercano, privilegiado por esta venta, y que tenía, igualmente, su tienda abierta toda la noche. De ordinario suele ser un figón donde dan bastante mal de comer; pero como es barato, la gente pobre acude, y por eso estos establecimientos tienen la reputación de ser muy útiles a las clases pobres. Jamás se ve en estos lugares ni a la nobleza, ni a la burguesía, ni siquiera a los artesanos acomodados; pues la limpieza no ha establecido en ellos precisamente su culto. Había, además, cuartitos separados, donde sobre una mesa desnuda, rodeada de bancos, una honrada familia o algunos amigos podían divertirse alegremente de una manera decente "
Giacomo Casanova (1725-1798 )
( Foto de Giuseppe Desideri )
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