Madre Paz fue mi primera maestra, una monja bella y dulce. Recuerdo que hablaba muy bajo y que le encantaban las fábulas. Creo que ella me enseñó a leer.
" Ahora contaré una fábula a los reyes, aunque sean sabios.
Así habló un halcón a un ruiseñor de variopinto cuello mientras le llevaba muy alto, entre las nubes, atrapado con sus garras. Éste gemia lastimosamente, ensartado entre las corvas uñas, y aquél en tono de superioridad le dirigió estas palabras :
" ¡ Infeliz ! ¿ Por qué chillas ? Ahora te tiene en su poder uno mucho más poderoso. Irás a donde yo te lleve, por muy cantor que seas, y me servirás de comida si quiero o te dejaré libre. ¡Loco es el que quiere ponerte a la altura de los más fuertes ! Se ve privado de la victoria y, además de sufrir vejaciones, es maltratado "
Así dijo el halcón de rápido vuelo, ave de amplias alas "
Hesiodo ( Siglo VIII a. C )
( Foto de Friedrich Seidenstücker )
2 comentarios:
Gorriones somos y de las garras del halcón-estado pendemos, así que...
¡A callar! Bastante es que seamos siervos de tales señores, y no tener que aprender de nuevo a hacer fuego y sobrevivir, primero casi solos, y luego aumentando la compañía hasta constituir la tribu. Esto no tiene arreglo, es cíclico.
Si la esperanza asiste y volvemos a invocar a los dioses, tal vez nos sea concedida la gracia para no precipitar la ecatombe, al menos no tener que vivirla.
Saludos apocalípticos.
Con la hecatombe, con h, el inconsciente me las juega, ja,ja.
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