Aprendió mucho de todas sus amantes y lo contó en sus novelas. Honoré de Balzac, era un genio y además un irónico observador. En uno de los relatos que leo, se recrea una conversación en casa de la marquesa d´Espard; conversación sobre mujeres con cuatro narradores que llevan la batuta de una música intemporal.
" Ninguno de ustedes-dijo recorriendo la mesa con la mirada- puede sospechar su nombre ni reconocerla. Por entonces, sólo supo de mi secreto Ronquerolles, y lo ha guardado muy bien. Habría tenido su sonrisa, pero se ha ido- añadió mirando a su alrededor.
- No quiso quedarse a cenar- dijo la señora d´Espard.
- Llevaba seis meses enamorado, incapaz de sospechar hasta qué punto me tenía dominado la pasión- siguió diciendo el primer ministro-. Me entregaba a esas adorables divinizaciones que son el triunfo y la quebradiza felicidad de la juventud. Conservaba " sus" guantes viejos, bebía en infusión las flores que había llevado, me levantaba de noche para ir a contemplar "sus" ventanas. La sangre se me agolpaba en el corazón al respirar "su" perfume. Ni por asomo podía imaginarme que las mujeres eran como estufas con encimera de mármol.
-¡ Por favor, ahórrenos sus tremebundas sentencias!- dijo sonriendo la señora de L´Estorade.
- Creo que habría fulminado con mi desprecio al filósofo que publicó ese tan terrible como certero juicio- prosiguió De Marsay-... "
Honoré de Balzac (1799-1850 )
( Foto de Nina Leen )
Leszek Mozdzer - Zbigniew Preisner -
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