El nombre de Rilke recorre lugares rondeños; un hotel, una calle, una autoescuela, un bar, un pub... Es evidente que se conoce su nombre, por desgracia no su obra. Con el desayuno he leído "La canción de amor y muerte del alférez Cristoph Rilke", obra que el autor dedica a un ancestro lejano y que tiene embrujo.
" La habitación de la torre está oscura.
Pero ellos se iluminan los rostros con sus sonrisas. Tantean ante sí como ciegos y encuentran al otro como se encuentra una puerta. Casi como niños que se asustan de la noche, se abrazan uno a otro. Y sin embargo no tienen miedo. No hay nada que esté contra ellos : ni un ayer, ni un mañana pues el tiempo se ha desmoronado. Y ellos florecen lejos de sus ruinas.
Él no preguntó : " ¿ Tu marido? "
Ella no preguntó : "¿ Tu nombre?"
Pues se han encontrado para ser el uno para el otro una especie nueva.
Se darán cien nombres nuevos y se los volverán a quitar todos el uno al otro, como se quita un pendiente "
Rainer María Rilke ( 1875-1926)
1 comentario:
como tu citaste en otra entrada "los sueños (a veces) sustituyen la memória"...
el texto es delicioso y siempre es un halago saber que puedo tener algo que ver en todo esto.
grácias
R
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