Nunca recomendaría a un optimista la lectura de Golding. Hace años, "El señor de las moscas" me dejó anonadado y tenso; ahora leo " Martín el náufrago" y me empieza a gustar.
" Empezó a deslizarse rocas abajo mientras sus huesos doblaban los goznes. Se hundió en el ángulo y su cabeza se derrumbó.
Roncó.
Pero en su interior, allí donde los ronquidos eran externos, la conciencia se movía y rebuscaba imágenes y revelaciones, entre las formas de sonidos y los olvidados sentimientos, como un animal que examina su jaula incesantemente. La conciencia rechazaba los detallados cuerpos de mujer, sorteaba lentamente las palabras extrañas, ignoraba los dolores y la insistencia de su cuerpo que temblaba. Buscaba un pensamiento. Encontró el pensamiento, lo serparó de la chatarra, lo levantó y usó el aparato de su cuerpo para darle fuerza e importancia :
Soy inteligente "
William Golding (1911-1993)
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