Después de la cena con compañeros de trabajo, en el garito uno observa la noche y sus miserias. Lucidez que quema y desgarra. Vuelvo a casa por la ribera del río; en el cielo tu nombre.
" Era un río tu brazo, con sus venas
caudalosas fluyendo hacia mis ojos,
y un diminuto fuego tus palabras
disponiendo, certeras, mi derrota.
Y tus manos abriéndome otro mundo
fugitivo y feliz, igual que un río,
y hubo sólo un minuto
de maravilla rota para siempre "
Rocío Arana.
( Foto de Peter Lindberg )
1 comentario:
Sus manos, las mías...si, recuerdo que hubo un maravilloso minuto de comunión,... hoy roto para siempre.
Queda la imagen grabada en la memoria, en el alma, una instantánea eterna, enigmática, inquietante,... como en la foto.
Gracias una vez mas Almirante.
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