miércoles, 20 de junio de 2012

" DIARIOS "


   Autor valiente con garras afiladas, Léon Bloy no deja impasible; se le quiere o se le odia.

   " Sin lugar a dudas nuestra concepción del Paraíso terrenal es infinitamente rudimentaria, aunque posible, porque se invoca el testimonio de nuestros sentidos. Para no hablar más que del sentido del olfato, que parece ser el más terrenal y el que nos acerca más a la animalidad, no se necesita ser poeta para imaginar un perfume capaz de hacer morir de voluptuosidad. Los otros sentidos, la vista y el oído sobre todo, pueden procurar, aun en este mundo inferior, delicias tales que la noción del tiempo o del espacio, ya tan precaria, parece abolirse. Basta suponer un exceso prodigioso, sobrenatural, de nuestras sensaciones, exceso acompañado en nosotros de un poder ilimitado de continuidad, para formarnos una idea, sea como sea, del Paraíso terrenal.
   En consecuencia, por muy milagrosamente hermoso y deleitable que sea ese paraíso, es terrenal y por lo tanto accesible de alguna manera a nuestra imaginación. Es el Jardín de la Voluptuosidad, y el Espíritu Santo nos lo dice. Adán y Eva, inefablemente iluminados, debieron de saber muy bien que ese lugar no era su fin último y la serpiente no los sorprendió cuando les dijo : " Eritis sicut dii " (Seréis como dioses ) Para hablar humanamente, poco costó seducirlos, pero esto no se hizo con lo que dura un relámpago ... "

   Léon Bloy ( 1846-1917 )

   ( Foto de Inez van Lamsweerde )
    

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