domingo, 17 de junio de 2012

MARCELA.


  En la biblioteca de mi padre, había algunos libros de Elena Quiroga, escritora que siempre me intrigó. Aprovecho el recuerdo para desayunar con ella, a la antigua usanza, sin prisas ni miedos.

   " Marcela siente una pena muy grande, y no sabe cómo librarse de ella. No sabe a qué obedece, pero sabe que la tiene allí, pesándole en el corazón. Y por eso Marcela va a Cora, y charla con Lucía, y ríe hasta llenársele de lágrimas los ojos, y Lucía se inquieta. Por eso, para olvidarle, inventa quehaceres en la casa, y huye de quedarse quieta, sentada frente a su marido, porque si le mira le sube un dolor muy sordo, un llorar sin lágrimas. Por eso, quizá, Marcela busca la ansiedad que despierta en ella la sonrisa del juez, aquel vértigo repentino de saberse mirada por sus ojos. Marcela a solas, ha llegado a pensar : " Si yo me hubiese casado con un hombre como éste ". Y cuando quiere imaginarse cómo hubiera sido, se encuentra con que está recordando los primeros días de su boda, y no es don Francisco, es Álvaro quien se acerca en la penumbra de la habitación, es Álvaro quien da vueltas por el cuarto. " Voy a salir, Marcela, ¿ vienes ?" Y se le salta el corazón porque cree escuchar el ruidito que hacía la llave en la cerradura al volver... "

       Elena Quiroga ( 1921-1995 )

       ( Foto de Eve Arnold )



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