No puedo evitar sonreir cada vez que leo a Julio Camba, tampoco puedo evitar recordarlo cuando me paro a tomar un café en el Hotel Palace, lugar en el que vivió años y en el que un salón es honrado con su nombre. " La casa de Lúculo" es libro a recomendar para no dejarse llevar por falsos profetas culinarios.
" En cocina, como en todo, el arte no debe servir nunca a ocultar, sino a valorizar las primeras materias. Tengamos esta norma por axiomática, y desconfiemos de esas señoras que presumen de ser excelentes guisanderas diciéndole a uno :
- ¿ Cuándo viene usted a comer a casa? Hago yo unas croquetas de pollo que parecen realmente de jamón, y preparo unas empanadillas de jamón que a todo el mundo le saben a pollo...
En rigor, podría admitirse el que, a falta de pollo, se pocurase imitarlo con jamón, y el que, a falta de jamón, se pretendiese falsificarlo con pollo; pero teniendo pollo y teniendo jamón, ¿para qué disfrazar el primero con el sabor del segundo y el segundo con el gusto del primero?
En fin, uno va a comer.
- A ver si adivina usted de qué es este timbal- le pregunta a uno la dueña de la casa, presentándole un plato.
Y, como no hay manera de que uno lo adivine, la buena señora sonríe al igual que esos arquitectos que cuando logran hacer en magnífico granito un edificio que tiene todas las apariencias de cemento armado, creen haber vencido las mayores dificultades técnicas de su arte y se consideran unos genios de la arquitectura.
- Es un timbal de merluza- explica la buena señora al final-, pero ¿ verdad que parece más bien de macarrones? Y, realmente, parece más bien de macarrones o de arroz, de tapioca o de goma arábiga (...) El mejor vestido no es el que más atrae nuestra atención , sino el que la dirige más acertadamente sobre la mujer que lo lleva... "
Julio Camba (1882-1962 )
( Foto de Manuel Álvarez Bravo )
No hay comentarios:
Publicar un comentario