sábado, 10 de enero de 2009

EL TIEMPO


Esta tarde recuerdo a Catalina, una lechera que iba a mi casa a llevar la leche con cántaros encima de un burro, era una señora dulce y con una mirada clara y profunda. Supo que le quedaba poco tiempo de vida y trabajó durante un mes limpiando casas para poder pagar las deudas y morir en paz. Curioso, porque Catalina era una persona sin deudas.

" El tiempo no existe. El tiempo sólo son las cosas que te pasan, por eso pasa tan deprisa cuando a uno ya no le pasa nada. Después de Reyes, un día notarás que la luz dorada de la tarde se demora en la pared de enfrente y apenas te des cuenta será primavera. Ajenos a ti en algunos valles florecerán los cerezos y en la ciudad habrá otros maniquíes en los escaparates. Una mañana radiante camino del trabajo, puede que sientas una pulsión en la sangre cuando te cruces en la acera con un cuerpo juvenil que estalla por las costuras, y un atardecer con olor a paja quemada oirás que canta el cuclillo y a las fruterías habrán llegado las cerezas , las fresas y los melocotones y sin saber por qué ya será verano. De pronto te sorprenderás a ti mismo rodeado de niños cargando la sombrilla, el flotador y las sillas plegables en el coche para cumplir con el rito de olvidarte del jefe y de los compañeros de la oficina , pero el gran atasco de regreso a la ciudad será señal de que las vacaciones han terminado y de la playa te llevarás el recuerdo de un sol que no podrás distinguir del sol del año pasado. El bronceado permanecerá un mes en tu piel y una tarde descubrirás que la pared de enfrente oscurece antes de hora. Enseguida volverán los anuncios de turrones, sonará el primer villancico y será otra vez navidad. La monotonía hace que los días resbalen sobre la vida a una velocidad increíble sin dejar una huella. Los inviernos de la niñez, los veranos de la adolescencia eran largos e intensos porque cada día había sensaciones nuevas y con ellas te abrías camino en la vida cuesta arriba contra el tiempo. En forma de miedo o de aventura estrenabas el mundo cada mañana al levantarte de la cama. No existe otro remedio conocido para que el tiempo discurra muy despacio sin resbalar sobre la memoria que vivir a cualquier edad pasiones nuevas, experiencias excitantes, cambios imprevistos en la rutina diaria. Lo mejor que uno puede desear para el año nuevo son felices sobresaltos, maravillosas alarmas, sueños imposibles, deseos inconfesables, venenos no del todo mortales y cualquier embrollo imaginario en noches suaves, de forma que la costumbre no te someta a una vida anodina. Que te pasen cosas distintas como cuando uno era niño "

Manuel Vicent.

2 comentarios:

Carmen dijo...

Precioso texto José María.
Siempre lo había pensado, pero nunca me había atrevido a darle forma. "El tiempo es eso que pasa cuando no pasa nada" qué verdad tan dolorosa.

Un abrazo

Lu Serrate dijo...

Leí ese texto en la columna que Vicent tiene en El País y me pareció encantador, sobre todo el final.
Siempre he creido que debemos potenciar que ese niño, que todos llevamos en nuestro interior, salga el máximo de veces a la superficie para que nuestra alma pueda mostrarse a los demás.
Un beso grande,