sábado, 24 de mayo de 2008

MIHAIL SEBASTIAN





Era un perdedor, un perdedor con medallas, ganó batallas íntimas. Supo sentir, llorar, mirar y amar. Es un gran escritor.


Leí su " Diario(1935-1944)" hace años y en él descubrí a muchos cínicos, maledicentes y "triunfadores". Conoció y fue amigo de los grandes escritores rumanos de entreguerras y casi todos le fallaron, Mircea Eliade le robó la novia, Camile Petrescu le engañó y Cioran...


Jueves , 2 de enero.


" Esta mañana me he encontrado por la calle a Cioran. Está radiante.

-Me han nombrado.

Ha sido sido nombrado agregado cultural en París.

-Compréndelo-dice-.Si no me hubiesen nombrado, si me quedo aquí tendría que haber ido a la concentración de reservistas.Hoy mismo habría recibido la orden. Pero no me habría presentado bajo ninguna circunstancia. Pero así está todo solucionado.¿Comprendes?

Claro que lo comprendo, querido Cioran. No quiero ser malo con él.( Y sobre todo aquí no;¿para qué iba a servir) Es un caso interesante. Es incluso más que un caso: es un hombre interesante, de una notable inteligencia, sin prejuicios y con una doble dosis de cinismo y cobardía que se unen de manera divertida.

Me habría gustado ( y habría valido la pena) haber consignado aquí la dos conversaciones más largas que tuve con él en diciembre.

Treinta ocho grados de fiebre. Mal comienzo de año.


1941.


Su novela " El accidente", resultó sugerente y sensual. Ahora se publica "La ciudad de las acacias" , sospecho que puro deleite sobre el final de la adolescencia.


Me tomo un Vermouth y aceitunas. Sábado y fotos...


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