viernes, 23 de mayo de 2008

ATARDECER.





Recuerdo atardeceres en la azotea, una azotea con sábanas blancas al viento, olor a jabón de Alepo y tu pañuelo al cuello. Leía un cuaderno de Cernuda, un cuaderno que se llamaba "Ocnos" y que llegó con tus palabras del norte y tu mirada callada...


ATARDECER


" En los largos atardeceres del verano subíamos a la azotea. Sobre los ladrillos cubiertos de verdín, entre las barandas y paredores encalados, allá en un rincón, estaba el jazminero, con sus ramas oscuras cubiertas de menudas corolas blancas, junto a la enredadera, que a esa hora abría sus campanillas azules.

El sol poniente encendía apenas con toques de oro y carmín los bordes de unas frágiles nubes blancas que descansaban sobre el horizonte de los tejados.Caprichoso, con formas irregulares, se perfilaba el panorama de arcos y terrazas: blanco laberinto manchado aquí y allá de colores puros, y donde a veces una cuerda de ropa tendida flotaba henchida por el aire con una insinuación marina.

Poco a poco la copa del cielo se iba llenando de un azul oscuro, por el que nadaban , tal copos de nieve, las estrellas. De codos en la barandilla, era grato sentir la caricia de la brisa. Y el perfume de la dama de noche, que comenzaba a despertar su denso aroma nocturno, llegaba turbador, como el deseo que emana de un cuerpo joven, próximo en la tiniebla estival"


Luis Cernuda(1902-1963)

1 comentario:

Akseh dijo...

Unos momentos maravillosos llenos de sensaciones agradables. He olido el jazmin, disfrutado de la puesta de sol, visto la ropa moverse al viento y la brisa me ha rozado el rostro. Me faltan las palabras del Norte y la mirada callada.

Una entrada preciosa

Un saludo