martes, 31 de agosto de 2010

" TIEMPO DE SILENCIO "


En un ejemplar de "Tiempo de Silencio", encuentro un epitalamio en una hoja amarillenta que debió pertenecer a algún recién casado. La hojilla suelta, tamaño cuartilla, lleva una especie de membrete borrado por el tiempo. ¿ Quién fue su dueño?. Leí este libro en el bachillerato y esas cosas no se olvidan, en aquellos tiempos Madrid era la busca de rincones leídos, bares vislumbrados, mujeres soñadas.

" De este modo podremos llegar a comprender que un hombre es la imagen de una ciudad y una ciudad las vísceras puestas al revés de un hombre, que un hombre ecuentra en su ciudad no sólo su determinación como persona y su razón de ser, sino también los impedimentos múltiples y los obstáculos invencibles que le inpiden llegar a ser, que un hombre y una ciudad tienen relaciones que no se explican por las personas a las que el hombre ama, ni por las personas a las que el hombre hace sufrir, ni por las personas a las que el hombre explota ajetreadas a su alrededor introduciéndole pedazos de alimento en la boca, extendiéndole pedazos de tela sobe el cuerpo, depositándole artefactos de cuero en torno a sus pies, deslizándole caricias profesionales por la piel, mezclando ante su vista refinadas bebidas tras la barra luciente del mostrador. Podremos comprender también que la ciudad piensa con su cerebro de mil cabezas repartidas en mil cuerpos, aunque unidas por una misma voluntad de poder merced al cual los vendedores de petardos de grifa, los hampones de puertas traseras de los conventos, los aprovechadores del puterío generoso, los empresarios de tiovivos sin motor eléctrico, los novilleros que se contratan solamente por las capeas de los pueblos del desierto circundante, los guardacoches, los recogepelotas de los clubs y los infinitos limpiabotas quedan recluidos en una esfera radiante... "

Luis Martín-Santos (1924-1964)

( Foto de katerina Lemonosov )

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