Desayunar con la poesía de Muñoz Rojas es saber que el día no puede ser baldío. Hay en sus versos un aliento fresco y sugerente, el aliento de la belleza.
" Si te llamo azucena, si te llamo,
¿ A qué jardín del mundo no le obligo?
Si te llamo romero, si te digo,
¿ a qué monte del mundo no reclamo
que tenga tu color y olor? Te amo
por el romero en ti, porque te sigo
como a jardín del alma que te digo,
como a monte del alma que te llamo.
Y con tanto nombrarte y renombrarte
sin variar de nombre, a cada cosa
bella, la voz llamando con mi acento
y las dejo morir al silenciarte,
y si digo azucena y digo rosa,
las nombro a ellas, pero a ti te siento "
José Antonio Muñoz Rojas.
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