
Recuerdo unos versos antiguos que hablaban del corazón; llevaban el mandato poético del no latir, de acompañar en instantes del olvido, cuando es tierra o basura...
Esta mañana, al ir al trabajo, me crucé por la calle con un corazón, llevaba el corazón en el rostro. Un rostro como de otra época, un rostro de mujer con el corazón en los ojos.
" No le consientas tanto, que acostumbras
mal a mi corazón. Exige, hiere.
Niégale a mi pregunta lo que inquiere,
si pide luz, mantenla en las penumbras
del amor. Cuanto más lo alzas y encumbras
más insaciable está.Mi amor prefiere
luchar por la respuesta, y que él espere
impacientemente la luz que me alumbras.
No le perdones nada a mi descuido
que me duele ser siempre deudora
de tanto amor, y tal renunciamiento.
Dame que perdonar.Yo te lo pido.
Hiere mi corazón, hiérele ahora
para que perdonado esté contento"
Pilar Paz Pasamar.
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