
Era una tarde de noviembre, casi por casualidad, descubrí a Fernando Quiñones sentado en la terraza del hotel " Reina Victoria " en Ronda. Acababa de almorzar con unos amigos y queríamos tomar unas copas al lado de la estatua de Rilke; los efluvios vinícolas me hacían recordar frases latinas y ripios jocosos. De pronto, junto a Quiñones y su mirada perdida, estaba ella, ella se llamaba Hortensia Romero y merece la pena conocerla...
" Porque es lo que me decía don Pedro que en pa descanse, el médico. Que, saber, no sabemos ni dónde estamos en pie.
-Legionaria,¿ no ves las moscas, los chocazos que se pegan por la ventana sin darse cuenta de que está el cristal? Pues nosotros, lo mismo"
" Voy a pintarte, Legionaria. Aquí no, ni ahora. Pero yo sé que te voy a pintar. Para mí que se había tomado dos o tres lingotazos por lo menos. No sé si luego me pintaría acordándose él según me vió aquella noche, o si se acordó de otras noches, porque él estuvo después a buscarme unas pocas , estuvo yendo todos los días y esperaba todo lo que hiciera falta. Pero aquella noche, la del rodillazo, mirarme me estuvo mirando más de un cuarto de hora. Y ponte ahí. Y ahora allí, así un poquito vuelta. Tápate el coño con una mano. Levanta el brazo. Ahora de espaldas. Que a mi no me se olvide. Horte.
Yo ya estaba pasando frío, y le digo :
-¿Tú que te crees joé, que yo soy el caballito del fotógrafo de la Plaza´la catedrá?, ¡venga y vente ya a la cama!
y él lo mismo.
Luego me echó dos polvitos, eso si.
Pintarme creo que también me pintó..."
Fernando Quiñones(1931-1998)
"Las mil noches de Hortensia Romero" es un libro de " miserias humanas" y de verdad. Un libro para descubrir que la dignidad puede estar en cualquier lugar y, a veces, ni nos enteramos.
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