Muy temprano, los periódicos en el bar. Unas extranjeras parlotean con el camarero; varios borrachos vuelven de la feria. Vida de domingo.
" Un año antes de que se suicidara, mi amigo Gyula me habló del erotismo tal y como lo conocía en el otoño de su vida.
Gyula me dijo que cuando era joven, en Hungría, había sido un gran mujeriego. Pero al hacerse mayor, aunque seguía siendo tan agudamente receptivo a la belleza femenina como siempre, la necesidad de hacer el amor carnal con las mujeres se desvaneció. Tenía toda la apariencia de haberse convertido en el más casto de los hombres.
Me dijo que esa castidad externa era posible porque había dominado el arte de vivir una aventura amorosa en todas sus etapas, desde el enamoramiento hasta la consumación, en el interior de su cabeza. ¿ Y cómo podía hacer semejante cosa ? El primer paso indispensable era captar lo que él llamaba una "imagen viva" de la amada, y hacerla suya, luego daba cobijo a esa imagen y le insuflaba aliento, hasta llegar a un punto en el que, todavía en el reino de la imaginación, pudiera empezar a hacer el amor con ese íncubo suyo y, finalmente, conducirla al éxtasis; y de toda esta historia apasionada el original terreno no tendría la menor idea. ( Sin embargo, el mismo Gyula también afirmaba que a ninguna mujer puede pasarle desapercibida la mirada de deseo que se posa en ella, incluso en una sala atestada, incluso aunque no pueda detectar su origen ) "
J.M. Coetzee.
( Foto de Gunnar Smoliansky )
1 comentario:
Coetzee es mi amor platónico. ¡Si él pudiera ver mi mirada ante su imagen!
Me quedo alelada cuando lo leo porque no puedo separar sus escritos de su rostro.
Es mi debilidad.
Feliz feria.
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