" Reacio a dar la impresión de que la interrogaba, me limité a mirarla. Su presencia sensual era intensa, y pensé que tal vez se esforzara por estar muy delgada para que no lo fuese más todavía. O quizá para que lo fuese, ya que sus pechos no eran los de una mujer desnutrida. Vestía tejanos y una blusa de seda, escotada y adornada con encajes, que parecía un pequeño top de lencería- que lo era de hecho, como comprobé al mirarla de nuevo-, y encima llevaba una rebeca más bien larga con un grueso y ancho ribete acanalado, y un lazo del mismo tejido acanalado le rodeaba holgadamente la estrecha cadera. Era una prenda en el extremo opuesto de la indumentaria femenina a la bata de hospital que Amy Bellette había convertido en un vertido, de un color más claro y suave que el canela y tejida con una gruesa y lisa cachemira. La rebeca podría haberle costado fácilmente mil pavos, y le daba un aspecto lánguido, lánguido y atractivamente reposado, como si llevara un quimono. Sin embargo, hablaba con rapidez y en voz baja, como hacen las personas muy complicadas, sobre todo cuando se sienten presionadas.
Philip Roth.
( Foto de Olga Czerwinska )
4 comentarios:
Y, sin embargo, es en el hermano Roth menos famoso (Joseph) y en una novelita, póstuma, donde aparece el retrato de mujer -ausente- más conmovedor de todos: El santo bebedor. Y la mujer: Santa Teresita.
Supongo que lo conoces.
Bkss,
it
Leí el libro hace años y es una joya. Creo que hay una película, pero no la he visto.
Los tres Roth, son grandes. No olvidemos a Henry.
Saludos.
Henry... Oh! No he leído nada suyo. Por dónde empiezo?
Empieza por "Llámalo sueño", lo demás vendrá después, casi " A merced de una corriente salvaje...
Por cierto, tu blog es sencillamente MARAVILLOSO.
Felicidades.
Saludos.
José María.
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