Tarde en la exposición de Emilio Serrano, amigo y pintor ya fallecido. La han titulado " Su fulgor ", y es magnífica. Primor, cuidado del detalle y dominio del dibujo.
En casa, me encuentro con Jiménez Lozano.
" - Yo no soy ningún teólogo, Madre Du Mesnil. No siquiera soy lo que se llama un director de conciencias, un confesor de monjas que buscan la santidad. Soy un pobre cura de parroquia. Mis ovejas no buscan la santidad, Madre Du Mesnil, sólo escapar de pura misericordia de las llamas del infierno. Y eso, porque le tienen miedo. No porque amen a Dios, ni siquiera deseen ir al cielo. Desean ir a Versalles. Yo mismo, pobre de mí, no deseo otra cosa que sacar a este rebaño adelante, como un padre de familia modesta a sus hijos. Me paso el día entero en tareas caseras; lavando ropa incluso. Allí, sentado en el confesionario, que es como un gran lavadero de ropa sucia o como una de esas salas en las que los médicos han comenzado a abrir cadáveres para estudiar el cuerpo humano. Un confesionario tiene el mismo olor a cadaverina. Siempre es lo mismo : el sexo, el dinero, el poder. Adulterios, abortos, pecados solitarios, juegos conyugales para evitar tener hijos, muertes, explotaciones, envidias, glotonerías. ¡Pobres hombres !... "
José Jiménez Lozano.
( Foto de Albert Monier )
No hay comentarios:
Publicar un comentario