Hace años, un compañero -en estrados- utilizó unas cartas de su cliente. Al mal gusto y las malas artes del mismo, se unía su absoluta incapacidad para diferenciar la esencia de los accidentes. Lo he recordado al leer " Cartas cruzadas", del poeta Darío Jaramillo Agudelo.
" Pero no conozco la seducción previa al amor. Esas faenas de juego felino con la presa, de coqueteo a ver qué resulta con alguien que simplemente te gusta, te atrae como piel, como manera de moverse. Aquí te pones y te quitas máscaras y perfumes; aquí te mientes : mis compañeras vivieron largos noviazgos de fachada : se compartía una vida social, se mentía con mentiras tan toleradas que ni siquiera se admitían como mentiras; en unos casos ella se negaba a acostarse con él hasta el matrimonio; en otros casos, crecientes, el deseo se adelantaba al altar. Pero siempre había un proceso de conquista de territorios no poseídos.
En aquella mecánica del coqueteo para el noviazgo o el matrimonio que observaba a mi alrededor, no era posible una seducción más sutil, menos activa, ese acomodamiento del uno con el otro; por ejemplo las posibilidades eróticas de comprobar que a ambos nos gustaba la misma temperatura del agua en la ducha, la manera como se consolidaba la alianza a través de odios comunes, como descubrir que ambos detestábamos la música andina o el olor del tabaco. Y lo más difícil- el amor nos hace olvidar ese tipo de dificultades- el acomodamiento a los gustos encontrados... "
Darío Jaramillo Agudelo.
( Foto de JeanLoup Sieff )
2 comentarios:
Me gustó el cruce de cartas,
el tiempo de acomodamiento a los gustos encontrados, una etapa decisiva para la consolidación de la relación.
Un abrazo
Hoy, he tenido tiempo para leer detenidamente los poemas de Darío Jaramillo,siguiendo sus lecturas.
Realmente emotivos y con garra.
Me han encantado, gracias por su recomendación, Almirante.
Impresionantes las fantasías que encierran sus poesías: "Libros de poemas" 2001
Amores imposibles.
Gracias y saludos.
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